El seguro de vida es el instrumento de planificación financiera que garantiza que en caso de que usted fallezca, el dinero que usted lleva a su hogar, sea sustituido por el seguro de vida que compró.

Existen básicamente dos tipos de seguros de vida, a término, o permanentes.

Los seguros de vida a término le cubren por un número específico de años, 10, 15, 20 o 30 años. Se utilizan para saldar hipotecas si la persona falleciera antes de saldarla, y para garantizar préstamos. Por otra parte, el seguro de vida permanente, garantiza que el beneficiario, a la muerte del asegurado, recibirá la cantidad de dinero por la que la persona se aseguró. Una de las ventajas que tienen es que acumulan valores que luego pueden utilizarse para seguir pagando la póliza, o para recibirlo como un ingreso que ayude a suplementar el seguro social cuando la persona llegue a la edad de retiro. Los seguros permanentes cumplen el doble propósito de proteger a nuestros dependientes, pero también nos ayudan a acumular dinero para esa etapa de nuestra vida.

Personas que planificaron su retiro sin considerar el riesgo que representa esta enfermedad, se han visto obligados a utilizar sus ahorros de  retiro para financiar los altos costos de sus tratamientos de cáncer, o el de algún familiar. Muchos asesores financieros ya recomiendan como parte de una buena planificación, contar con un buen seguro de cáncer.

Existen dos tipos de seguro de cáncer. Está el que además de cubrir los tratamientos, tambien paga por primer diagnóstico, hospitalización y otros gastos relacionados a la enfermedad, y también está el de “First Occurance”, o primera ocurrencia, que solo paga por el primer diagnóstico de cáncer que tenga la persona. Para una orientación de cual es la cubierta que mejor se ajusta a su necesidad, llámenos a nuestro número, o escribanos a través de nuestra página de contacto.